Dominique Bistro
dominique bistro
Nunca llegaba a una hora fija. Podía vérsela ahí sentada por la mañana muy temprano.
O se presentaba al rededor de las doce de la noche y se quedaba hasta la hora de cerrar. Era el café que mas tarde cerraba en el barrio, junto con Le Bouquet y La Pergola, y el que tenía una clientela más peculiar. Ahora que ha pasado el tiempo me pregunto si no era sólo su presencia la que hacía peculiares el local y a las personas que en él había, como si hubiera impregnado todo con su perfume.
En el café de la juventud perdida por Patrick Modiano.